Focalizarnos en poner a las
personas en condiciones de hacer lo que tienen que hacer según la función o
tarea encomendada;
Facilitar la gestación de
nuevos “procesos”: repensando el trabajo diario (talleres de mejora),
visualizando problemas comunes, compartiendo respuestas e innovando;
Utilizar la planificación
como herramienta estratégica del proceso de enseñanza-aprendizaje;
Potenciar la comunicación
interna, entendida como parte esencial de la gestión administrativa y académica
del Poder Judicial;
Someternos a una
auto-evaluación institucional;
Crear planes curriculares
flexibles, ajustables periódicamente, sobre la base de evaluaciones de
pertinencia y utilidad;
Registrar y dar a publicidad
los actos académicos, y sus resultados.